Aprende a proteger tu independencia emocional
“Esta mañana, cuando Juan salió a comprar comida, se encontró con un antiguo compañero de escuela que hacía años que no veía. Se fue a tomar un café con él y, cuando se despidieron, Juan pudo comprobar que tenía 36 llamadas perdidas de Laura en su teléfono móvil. Apenas habían pasado treinta minutos. Laura le llamaba para saber qué pasaba y estaba al borde del ataque de nervios. Laura dice que “no puede estar sin Juan”, que “es su vida” y que “lo necesita para respirar”.
“Carla decidió hace 6 meses terminar la relación sentimental que mantenía con Jesús. Desde entonces Jesús casi no quiere ni levantarse de su cama. No encuentra sentido a la vida sin Carla a su lado.”
“La hija de Carmen se ha ido a vivir con su pareja y se van a casar en unas semanas. Carmen siempre está a disposición de su hija y constantemente la llama ofreciéndole su atención y sus cuidados. Carmen acaba diciéndonos que no quiere que su hija se case, que cuando se case no le va a hacer caso y eso no lo va a poder soportar porque la necesita a su lado.”
¿Qué ocurre con estas personas? Son esclavos emocionales, un mal demasiado común. La esclavitud o dependencia emocional es ese vínculo obsesivo con otra persona que nos lleva a pensar o verbalizar expresiones como “Te necesito para ser feliz”. El amor idealizado, el amor que hemos aprendido a admirar es el amor de películas Disney, es el amor de telenovela, es el amor de Romeo y Julieta, el amor de muero por ti y tú por mí. Pero la realidad es que no debemos morir por amor, debemos vivir amando, amándonos a nosotros mismos. Amando lo que somos cuando sentimos amor, cuando nos queremos y somos queridos. Sin excusas, sin cadenas, sin esposas…
Wayne E. Dyer, en una visión dependiente del amor, afirmaba que “En cualquier relación humana en la cual dos personas se convierten en una, el resultado será dos medias”. Pero he de decir que buscar tu media naranja es una tarea imposible o en buena parte complicada, pues no hay medias naranjas por el mundo. Si emprendes esa búsqueda sólo vas a encontrar frustración y dolor. Por el mundo hay naranjas enteras, naranjas que ruedan solas y que de vez en cuando se chocan y se ponen a rodar juntas. Esta búsqueda, en ocasiones incesante, del ideal de amor romántico, este ideal de “por amor hay que sufrir y si no sufres no es amor”, nos sume en un pozo de difícil salida cuando nos vemos inmersos en una relación de dependencia emocional.
Walter Riso afirma constantemente que el apego corrompe; esta expresión no es sino la forma de decirnos que el apego excesivo, que la dependencia o el vínculo obsesivo con otra persona no nos va a permitir nunca ser nosotros mismos y sólo nos traerá sufrimiento. De hecho, las consecuencias derivadas de la necesidad excesiva de que se ocupen de uno mismo son que:
1. No puedes tomar decisiones sin obtener el consejo y la reafirmación de los demás.
2. No puedes asumir las responsabilidades de las diferentes parcelas de tu vida. Tu vida gira en torno a lo que esa persona hace o dice.
3. No te atreves a expresar un desacuerdo por miedo a que conlleve un rechazo.
4. Debido a la falta de confianza en ti mismo y en tus capacidades no consigues iniciar proyectos propios. No te falta motivación o energía, simplemente es que no eres capaz de hacerlo sin alguien que te dé su mano y te brinde un apoyo constante.
5. Deseas agradar tanto a los demás que incluso puedes realizar tareas desagradables voluntariamente.
6. No puedes estar sólo porque engrandeces tus temores y te sientes débil y desamparado.
7. Cuando terminas una relación sentimental buscas urgentemente otra que reemplace esa atención, cariño y apoyo que necesitas.
8. Te preocupas exageradamente y de forma no realista porque te abandonen y no tengas quien te cuide.
9. Si no está esa persona te aburres y/o no le encuentras sentido a tu vida.
2. No puedes asumir las responsabilidades de las diferentes parcelas de tu vida. Tu vida gira en torno a lo que esa persona hace o dice.
3. No te atreves a expresar un desacuerdo por miedo a que conlleve un rechazo.
4. Debido a la falta de confianza en ti mismo y en tus capacidades no consigues iniciar proyectos propios. No te falta motivación o energía, simplemente es que no eres capaz de hacerlo sin alguien que te dé su mano y te brinde un apoyo constante.
5. Deseas agradar tanto a los demás que incluso puedes realizar tareas desagradables voluntariamente.
6. No puedes estar sólo porque engrandeces tus temores y te sientes débil y desamparado.
7. Cuando terminas una relación sentimental buscas urgentemente otra que reemplace esa atención, cariño y apoyo que necesitas.
8. Te preocupas exageradamente y de forma no realista porque te abandonen y no tengas quien te cuide.
9. Si no está esa persona te aburres y/o no le encuentras sentido a tu vida.
Deshazte de la dependencia: aprende a amar tu identidad y tu dignidad
Es posible cambiar esto, sólo necesitas determinación. Para empezar, el objetivo que debes de plantearte es que ese “te necesito para ser feliz” debe transformarse en “no te necesito, pero te prefiero”, tal y como afirma Walter Riso. La diferencia se encuentra en que si lo “necesitas” es que tienes unas carencias o déficits que la otra persona suple con su apoyo o su cariño; sin embargo, si lo “prefieres” tú lo eliges siendo una persona completa, sin vacíos.
Los demás no tienen la responsabilidad sobre ti ni sobre tu bienestar, sólo depende de ti. No tienes dueño, tú eres el dueño de ti mismo. Si esa persona sale de tu vida te va a doler pero vas a poder seguir con tu vida. Nada ni nadie es imprescindible para el desarrollo de tus proyectos.
De todas formas, sin llevar a equívocos, sentirnos queridos y valorados es una necesidad humana; sin embargo, que una persona se encuentre o no a nuestro lado no debe significar que la confianza en nosotros mismos merme, que no nos sintamos capaces de hacer algo, que no podamos resolver los problemas por nosotros mismos o que nuestra vida no tenga un rumbo fijo. Cada uno de nosotros tiene necesidades específicas, proyectos y deseos de realización personal que no deben ser frenados por nada ni por nadie. Es imprescindible no perder la identidad y transformar o decir adiós a lo que no nos conviene.
Es complicado entenderlo e integrarlo pero no hay que confundir el amor con el enamoramiento. La sociedad y las personas dependientes están equivocadas. En el amor no hay angustia ni mariposas ni entrega total; el amor no es ahogarse, no es sometimiento, no es sacrificio. El amor es tranquilo y no obsesivo, el amor es moderado, el amor es razón, deseo, amistad, cuidado y equilibrio. En el amor no hay temor y por eso merece la pena el cambio.
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