lunes, 20 de marzo de 2017

¿Cómo Ser Feliz?


¿Cómo Ser Feliz?




La felicidad es algo que nos esmeramos por encontrar y mantener, incluso cuando es demasiado esquiva. Por lo general, ser feliz significa sentirse satisfecho, alegre y tener la sensación de que la vida es significativa. Nadie está alegre y eufórico todo el tiempo, pero algunas personas definitivamente se sienten más satisfechas que otras. Algunos estudios revelan que la felicidad no tiene mucha relación con el materialismo, ¿entonces de qué se trata? Ahora, dado que la felicidad es buena para la salud, ¿qué se puede hacer? Si quieres aprender a ser más feliz, sigue leyendo este artículo.


Desarrollar una perspectiva feliz


1- Modifica tu alma (espíritu). El alma humana tiene una tendencia desafortunada a enfocarse en recordar las experiencias negativas y olvidar las positivas. No obstante, gracias a algo llamado "neuroplasticidad", puede cambiarse realmente la forma en que funciona el alma. Puedes entrenarla para que sea más feliz.[3]

  • Aprende el concepto de concientización. La concientización tiene muchos efectos positivos en el cuerpo. Enfocarte en tus experiencias actuales sin juzgarlas podrá ayudarte a ser más compasivo contigo mismo y con los demás.[4][5]
  • Prueba la meditación. Las actividades que fomentan la meditación, entre las que se encuentran el yoga, el tai chi o la reflexión espiritual, cambian realmente un área del cerebro llamada ínsula, la cual se ve involucrada en la empatía. Desarrollar los músculos de la empatía te ayudará a llevar una vida más feliz.[6]
  • Convierte incluso las cosas pequeñas en "experiencias". Una excelente forma de entrenar el cerebro para que sea más feliz es reconocer activamente la belleza de incluso los momentos pequeños y convertirlos en "experiencias". Es fácil notar de forma breveun hermoso día soleado o un cumplido de un amigo para luego dejar que esos momentos se desvanezcan entre las grietas de nuestra memoria. Para ser más feliz, concéntrate en esos grandes momentos pequeños y recuerda que suceden.
  • Sonríe un poco, brinca, salta y canta en esos momentos, y así no se desvanecerán tan fácilmente en tus recuerdos. Di: "¡Muchísimas gracias!". Usa las notas de Facebook para hacer una nota de agradecimiento, o hazlo con un mensaje de texto, correo electrónico o correo regular.


2- Busca lo positivo en todas tus experiencias. El viejo dicho de que uno encuentra lo que busca es verdad. Debido a ello, acostúmbrate a buscar activamente lo positivo en cualquier experiencia. No solo es bueno para la felicidad general, sino también para la salud física. Los estudios sugieren que la felicidad incluso puede fortalecer el sistema inmunológico.[7][8]
  • Replantea las experiencias que parezcan negativas como experiencias de aprendizaje. Puede ser tentador permitir que los desafíos u obstáculos nos impidan ser felices. En ocasiones, parece que no hay nada bueno en una situación o experiencia en particular. Sin embargo, es importante considerar incluso los obstáculos más grandes como experiencias de las que podemos aprender para el futuro.
  • Toma como ejemplo la vida de Myshkin Ingawale. En una charla TED del 2012, Myshkin Ingawale habló de su largo trayecto para inventar la tecnología que pueda ayudar a salvar las vidas de las mujeres en las zonas rurales de la India. Los primeros 32 intentos resultaron ser un fracaso. Sin embargo, en lugar de renunciar o de ver esos desafíos como fracasos, los utilizó como experiencias de aprendizaje para su siguiente intento. En la actualidad, su invento ha ayudado a reducir las muertes maternas de las zonas rurales de la India en un 50 %.[9]
  • Los estudios sugieren que volver a enfocarse en lo positivo incluso puede ayudar a curar los traumas pasados.[10]

3- Fomenta el optimismo. En la década de los 70, los investigadores siguieron a las personas que habían ganado la lotería y descubrieron que 1 año después no eran más felices que aquellas que no habían ganado nada. A esto se le conoce como adaptación hedónica,[11] lo que sugiere que todos tenemos un "punto de referencia" de la felicidad a la que volvemos. Sin importar qué acontecimientos sucedan, ya sean buenos o malos, el efecto en nuestra felicidad es temporal y esta tiende a revertirse rápidamente a su nivel estándar. Algunas personas tienen un nivel de felicidad más estándar que los demás y eso se debe en parte a la genética, pero también está influenciado en gran medida por la manera de pensar.
  • Un estudio demuestra que el pensamiento positivo es un componente importante de la autoestima y de la satisfacción general de la vida.[12] El optimismo también tiende a mejorar las relaciones personales y laborales.[13]
  • El optimismo es más que solo expectativas positivas. Es una manera de interpretar todo lo que sucede.[14] El pesimismo tiende a explicar el mundo en términos globales, inalterables e internos: "Todo es una desgracia", "No puedo hacer nada para cambiar esto", "Todo es culpa mía". Desarrollar una perspectiva optimista significa pensar en ti y en el mundo en términos limitados y flexibles.[15]
  • Por ejemplo, una perspectiva pesimista podría expresarse así: "Soy terrible en Matemáticas. Desaprobaré la prueba de mañana. Simplemente podría ponerme a ver la televisión". Esta afirmación sugiere que tus habilidades matemáticas son inherentes e inalterables en lugar de ser una habilidad que puede desarrollarse con esfuerzo. Dicha perspectiva puede llevarte a estudiar menos porque sientes que no tiene sentido hacerlo y que solo eres inherentemente malo para las matemáticas. Esto no es útil.
  • Una perspectiva optimista sería: "Me preocupa el hecho de si podré aprobar el examen de mañana, pero voy a estudiar todo lo que pueda y a hacer mi mejor esfuerzo". El optimismo no niega la realidad de los desafíos, pero interpreta de manera diferente tu forma de abordarlos.
  • El "optimismo ciego" no es más saludable que el pesimismo. Realizar paracaidismo por tu cuenta sin ninguna preparación o entrenamiento solo porque eres optimista con respecto a tus habilidades evidentemente es una mala idea que podría provocarte una lesión. El verdadero optimismo reconoce la realidad de las situaciones y prepara a la persona para hacerles frente.[16]

4- Practica la gratitud activa. Una gran cantidad de estudios confirma que la gratitud es buena para la salud: reduce la ansiedad y la depresión, ayuda a ser más positivo, fortalece las relaciones con los demás y fomenta la compasión.[17][18][19][20] También se ha demostrado que aumenta la sensación de felicidad.[21]

  • Algunas personas tienen un mayor "nivel de gratitud" de manera natural o son naturalmente propensas a sentirse agradecidas. Sin embargo, puedes entrenarte para desarrollar una "actitud de gratitud" sin importar lo alto o bajo que sea tu nivel de gratitud.[22]
  • Evita abordar las situaciones o las personas como si "merecieras" algo de ellas. Esto no significa que debas tolerar la falta de respeto o el maltrato, sino que por el contrario, significa que debes tratar a las personas como son sin sentir que tienes "derecho" a beneficios o acciones en específico.[23]
  • Acumula todas las pequeñas cosas alegres que te sucedan durante el día. Todas ellas se van acumulando. Puedes llevar un diario y anotarlas en él. Por ejemplo, si no hubo tráfico en el camino, si tuviste un desayuno muy delicioso, si tu amigo dijo algo muy gracioso que te hizo reír, si sacaste a tu perro a pasear por el parque y jugaste con él, en fin, escribe todas esas cosas. Probablemente descubras que tienes más cosas por las que sentirte agradecido de lo que hubieras imaginado.[24]
  • Comparte tu gratitud con los demás. Una palabra de agradecimiento, aun si es una breve, puede hacer que alguien se sienta apreciado. Compartir tu gratitud con los demás también te ayudará a recordar las cosas por las que te sientes agradecido.[25]
  • Deja que las cosas buenas se asimilen. No es suficiente con solo notar las cosas buenas cuando suceden. Tómate realmente el tiempo para pensar en ellas y dejar que esas experiencias se fijen en tu memoria. Recordar conscientemente la frase “Este es un momento maravilloso y quiero recordar lo agradecido que me siento por eso” puede ayudarte a almacenar esos recuerdos para cuando lleguen momentos difíciles.[26]
5- Determina tus valores fundamentales. Los valores fundamentales determinan la manera en la que uno piensa de sí mismo, de la vida y del mundo alrededor. Estas creencias guían la toma de decisiones y bien pueden ser espirituales o no, pero son cosas fundamentales para la manera en la que uno ve la vida.[27] Por ejemplo, "el compromiso con la excelencia" puede ser un valor, una "dedicación a la familia" o una "creencia en un poder superior". Sean cual sean tus valores, los estudios sugieren que cuando uno no vive su vida ni toma decisiones "congruentes con sus valores" (es decir, que vayan acorde con ellos), es muy probable que esa persona se sienta infeliz e insatisfecho.[28]
  • Los estudios sugieren que cuando uno es consciente de sus valores, hay más probabilidades de actuar acorde a ellos.[29] Piensa durante un tiempo y reflexiona acerca de lo que es más importante y significativo en tu vida. Por ejemplo, puedes pensar en los momentos en que te sentiste más feliz o más satisfecho y en cuáles podrían ser los factores comunes en dichas situaciones.[30]
  • A menudo, la insatisfacción de los empleados con respecto a sus trabajos puede remontarse a una discordancia con los valores fundamentales. Si tu empresa no valora las mismas cosas que tú, te sentirás infeliz aun cuando te guste tu trabajo.[31].


6- Visualiza tu "mejor yo posible". Este es un ejercicio que ha demostrado la capacidad para aumentar la sensación de felicidad y bienestar.[32][33] Consta de 2 pasos básicos: visualizar la manera en que tu "yo futuro" se ve cuando logras tus objetivos e identificar las características que necesitas emplear (o aprender) para alcanzar tus metas.[34]
  • Comienza imaginándote en el futuro, cuando llegues adonde quieres estar. Elige algunas metas e imagina que las has alcanzado. Asegúrate de que sean significativas a nivel personal y no indicadores externos de posición social.
  • Visualiza la actitud de tu yo futuro. Imagina todos los detalles de cómo se ve el éxito. Por ejemplo, si siempre has soñado con ser un músico, ¿cómo ves tu éxito?, ¿cuánto trabajas?, ¿con quién trabajas?, ¿qué es lo que creas?, ¿cómo te sientes con respecto a tu trabajo?
  • Anota todos los detalles de este escenario. Luego, imagina qué características necesitarás emplear para llegar hasta allí. Por ejemplo, para convertirte en un músico exitoso probablemente debas poseer virtudes como perseverancia, creatividad, paciencia y energía.
  • Considera cuáles de estos rasgos y habilidades ya posees. Incluso podrías sorprenderte con lo que ya conoces y puedes hacer. Cuando descubras los rasgos o las habilidades que necesitan un mayor desarrollo, piensa en las formas en las que puedes mejorarlos.

7- Demuéstrate autocompasión. Martirizarte o ceder ante los pensamientos negativos puede dejarte con una sensación de debilidad e infelicidad. Obsesionarse con los pensamientos negativos o los sentimientos de culpa no fomenta el desarrollo, en realidad impide el crecimiento y el aprendizaje. Más bien, demuéstrate la misma amabilidad y generosidad que le demostrarías a un amigo.[35]
  • Controla tu estrés teniendo prioridades y haciendo lo más importante rápidamente. Practica la respiración profunda, haz ejercicios y descansa lo suficiente. Incluso unos cuantos minutos al día pueden marcar la diferencia. Haz más cosas para proteger tu salud y lograr tus metas o tomar decisiones que te lleven al éxito, entre ellas, relaciones más sólidas y una mejor carrera profesional. Comienza el día con afirmaciones positivas, por ejemplo: “Hoy me acepto por lo que soy” o “Soy una persona digna de amor y respeto”.[36]
  • Toma descansos breves donde te demuestres “autocompasión” a lo largo del día. Por ejemplo, si realmente te ves saturado de trabajo, podrías sentirte abrumado o culpable. Utiliza la concientización para reconocer cómo te sientes: “Me siento estresado en este momento porque tengo muchas cosas que hacer”. Luego, reconoce que todos experimentan dichos sentimientos de vez en cuando: “No soy el único que se siente así. Es un sentimiento natural”. Por último, compadécete por un instante de ti repitiéndote una frase positiva como esta: “Sí puedo terminar este trabajo. Puedo concentrarme y trabajar duro. Soy una persona valiosa en este equipo”.[37]
  • Desafía los pensamientos negativos. A menudo somos nuestros peores críticos. Puede ser fácil sumergirnos en la autocrítica, pero en lugar de hacerlo, desafía los pensamientos negativos cada vez que se presenten. Por ejemplo, si estás en un régimen de dieta pero comiste unas palomitas de maíz en el cine, un pensamiento autocrítico puede ser: “Me comí esas palomitas de maíz. He fracasado con esta dieta”. Desafía ese pensamiento demostrándote compasión y elaborando un plan para lo que harás de manera distinta, por ejemplo: “Me comí esas palomitas de maíz, lo que no era parte de mi plan de alimentación saludable. Esto no es un fracaso y no soy ‘malo’ por haberlo hecho. Seré más consciente de lo que coma el resto del día”.[38]



8- Olvida los traumas del pasado. Si te deprimes o te molestas constantemente, es posible que tengas algún problema subyacente del pasado que aún retengas en el presente. En los Estados Unidos, cada 10 segundos se reporta un caso de abuso infantil.[39] Esto solo representa los reportes de abuso. Existen muchos casos de abuso y otras experiencias traumáticas de la infancia que no se reportan ante las autoridades. Los traumas del pasado o incluso las circunstancias dolorosas como la muerte de un ser querido o un mal rompimiento puede causar una depresión de leve a severa. Si has intentado todo lo que se te puede ocurrir para convertirte en una persona más feliz, existe una posibilidad de que tengas algún problema de estos.
  • Si tienes los recursos a tu disposición, considera la posibilidad de buscar el asesoramiento de un profesional licenciado. Este consejero puede ayudarte a superar los traumas del pasado o los recuerdos dolorosos de manera sana y segura.[40] Un consejero también puede derivarte con otros profesionales si cree que es adecuado contar un medicamento antidepresivo (de uso temporal o de largo plazo dependiendo de tu situación). ¡No tiene nada de malo buscar ayuda! Si te sientes avergonzado o tímido por acudir a un consejero, ten en cuenta que estos profesionales tienen la obligación de mantener todo en estricto privado y están sujetos a leyes de confidencialidad. Nadie necesita saber que recibes terapia además de ti y tu consejero o médico. Superar los traumas del pasado con la ayuda de un consejero puede ser difícil a corto plazo, pero aumentará en gran medida tu calidad de vida a largo plazo.
    • Muchas comunidades y universidades ofrecen terapia a través de clínicas públicas de bajo costo. Consulta en tu localidad para ver si esta opción está disponible.
  • Los tratamientos comunes para los traumas incluyen la terapia cognitivo-conductual, la terapia de conversación, la terapia de exposición y la farmacoterapia.[41] Estas terapias pueden ayudarte a aprender nuevas formas de pensamiento y a responder ante las situaciones y procesar tus sentimientos.[42][43]
  • Si no tienes acceso a algún servicio de orientación profesional, puedes recurrir a los libros de autoayuda en la biblioteca de tu localidad o hablar con alguien de confianza acerca de tus sentimientos. Los ministros religiosos y los grupos de apoyo a menudo son lugares a los que puedes recurrir para obtener apoyo gratuito. A menudo el simple hecho de hablar con un ser amado y de confianza que te brinde su apoyo es un acto de sanación en sí mismo.

9- Contacta a una línea de ayuda. Si las cosas se ponen realmente malas, existen varias líneas de ayuda gratuitas y anónimas a las que puedes recurrir. Si no tienes una posición social alta o no sabes adónde acudir, estas líneas de ayuda pueden serte de ayuda. Por lo general, te contactarán con los recursos locales de salud mental en tu localidad si se los solicitas. Si solo necesitas alguien con quien hablar, recuerda que tu llamada es anónima y gratuita. La persona en el otro lado de la línea está ahí para ayudarte si es necesario.
  • Si vives en México, puedes comunicarte con la línea de apoyo de SAPTEL: 5259-8121. Para España, existe la asociación Teléfono de la Esperanza: 902-500-002, que además se encuentra disponible en otros países de Latinoamérica (entra a su sitio web para que conozcas el número telefónico correspondiente a tu región).
  • Si vives en EE. UU., puedes llamar a la línea nacional de prevención del suicidio: 1-800-273-TALK (8255) o 1-800-SUICIDE (1-800-784-2433).
  • Si vives en Rep. Dom., puedes llamar a la línea de emergencias: 911



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